Autor: David Robinson
Traducción: David Gallegos, Reina Valera 1960
Sabían ustedes que tú y tu cónyuge no fueron unidos por accidente? El Señor los unió por una razón, que es para satisfacer Su voluntad sobre la tierra y ser una figura del Mesías y su Iglesia. El matrimonio es importante para el Señor, y El desea que tu matrimonio prospere.
Muchos de los problemas que enfrentamos en nuestros matrimonios están ultimadamente enraizados en una expectativa poco realista de lo que el matrimonio debe de ser. Las películas y los programas de televisión nos han dado una perspectiva distorsionada. Estamos equivocados al creer que el matrimonio nos dará una máxima satisfacción, por eso demandamos que el matrimonio nos de algo para lo cual no fue diseñado para dar. Hacemos un ídolo de nuestro cónyuge y después lo culpamos cuando no pueden satisfacer nuestras expectativas irrazonables.
Tristemente, este el resultado de una perspectiva ego centrista del matrimonio, muchas parejas viven en sufrimiento y muchas veces se divorcian. Pero esto no tiene que ser de esta manera.
Hay un mejor camino.
El Señor no promete quenunca enfrentaremos dificultades en el matrimonio. De hecho, el matrimonio es de muchas maneras la forma con que el Señor nos desafía y nos adapta a la imagen de su Hijo! Sin embargo, con la perspectiva correcta y usando las herramientas que El nos da en Su Palabra, así nosotros podremos saber cómo manejar los conflictos que se presenten y así poder tener un matrimonio feliz para Su gloria.
Estas tres claves bíblicas no solo son las herramientas disponibles en la Palabra del Señor. Pero te servirán como una buena introducción a ayudarte en el camino a un matrimonio feliz.
1) Respeto
En esencia, respetar a tu cónyuge es valorarlos y sostenerlos a su más alta estima. Esto significa valorar sus sentimientos—aun cuando no estés de acuerdo. Efesios 5:33 dice, “Por lo demás, cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.” El amar a tu cónyuge como a ti mismo es valorar sus sentimientos y opiniones así como tú valoras las tuyas. (Y todos nosotros valoramos nuestros sentimientos y opiniones.) No ignores lo que tu cónyuge comparte contigo. No te frustres o te enojes solo porque no te gusta lo que te dicen. Se paciente y escucha.
Recuerden, su matrimonio es una figura de la relación del Mesías con su Iglesia. Cuando uno falla en dar respeto a su cónyuge, esa figura se distorsiona. Por lo tanto, el respetar a tu cónyuge está extremadamente conectado con respetar al Señor.
2) Apoyo
Puede ser contra intuitivo para muchas personas, pero para ser feliz en el matrimonio requiere quitar el enfoque en nosotros mismos. Cuando eres desinteresado y te enfocas en satisfacer las necesidades de tu cónyuge en vez de esforzarte en conseguir lo que tú quieres, muchas veces te darás cuenta que tu cónyuge está más que dispuesto a corresponder. Proverbios 11:25 dice, “El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, el también será saciado.”
El apoyo tiene muchas formas. La más sencilla y las más necesitada forma de apoyo es el estimulo y la confirmación verbal. Esto vuelve al Respeto. Si tú valoras a tu cónyuge, también valoraras sus deseos, sus sueños, su confianza, y su sentido de seguridad. Pondrás las necesidades de ellos antes que las tuyas.
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a el mismo. (Filipenses 2:3)
3) Escucha
Muchos de los problemas que enfrentamos en el matrimonio son por no saber cómo comunicarnos efectivamente. El conflicto se convierte en amargas discusiones y resentimientos sin resolver. En vez de escuchar a nuestro cónyuge y validar sus sentimientos, nos ocupamos en formular contra argumentos y preparar nuestro caso en contra de ellos. Escuchamos para responder en vez de escuchar para aprender. Pero estas respuestas los pone a la defensiva y hace mas difícil el poder resolver los problemas.
No toma placer el necio en la inteligencia, Sino en que su corazón se descubra. (Proverbios 18:2)
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse. (Santiago 1:19)
Esta clave nos lleva de regreso al Respeto. Si verdaderamente valoramos a nuestro cónyuge, también valoraremos sus opiniones. También nos lleva de regreso al Apoyo. El apoyar a nuestro cónyuge significa trabajar juntos como un equipo, no como oponentes. Ambos tienen la misma meta, que es resolver el conflicto. Muchas veces las personas se distraen con “ganar” el argumento que pierden de vista la meta!
El matrimonio no puede prosperar en un ambiente ego centrista. No puede prosperar sin respeto mutuo y apoyo. Pero cuando construyes tu matrimonio en la base del Mesías y aplicas estos principios bíblicos, vas a descubrir que es posible tener un matrimonio feliz. La formula más sencilla es amar a tu cónyuge más que a ti mismo. Respétalos, apóyalos, y escúchalos. Y luego ve como se respira nueva vida en tu matrimonio!